Humo – Eduardo Lastres

En esa duerme vela, minutos antes de despertar por las mañanas, cuando las imágenes de los sueños se viven con una realidad muy especial, visualicé hace unos días una escena cinematográfica, no de una película en concreto, sino propia del imaginario del cine. Un personaje desde el interior de una casa se dirige a la calle, abre una puerta y sale al exterior. Es una casa típicamente americana, con un gran porche de madera. Se recuesta sobre la pared, de tal manera que yo solo veo el perfil de un hombre alto apoyado. Me doy cuenta de que Continuar leyendo…

El poder de la literatura escrita por aficionados

“Uno de los grandes cambios en el paradigma cultural vigente, a raíz del desarrollo de Internet (sobre todo tras de la World Wide Web, la blogosfera, el intercambio p2p, las plataformas de datos en abierto y colaborativos tipo Wikipedia o las redes sociales) se puede resumir en: la línea divisoria entre profesionales y aficionados cada vez es más difusa…”

Visto en Papel en Blanco.

El Supremo sentencia que el archivo del poeta Aleixandre es para Carlos Bousoño

http://www.cadenaser.com/espana/articulo/supremo-sentencia-archivo-poeta-aleixandre-carlos-bousono/csrcsrpor/20140131csrcsrnac_31/Tes?id_rss=14092012-Ser-rs-1-Fb

El Tribunal Supremo ha confirmado que el matrimonio formado por el poeta académico Carlos Bousoño y su esposa Ruth Crespo es el legítimo propietario del Archivo del poeta y premio Nobel Vicente Aleixandre, en contra de lo que reclamaba la sobrina del escritor Amaya Aleixandre.
Visto en Cadena Ser.

De cómo una Polaroid propició las pinturas de Altamira – Eduardo Lastres

Allá por los años sesenta, un grupo de investigadores de diferentes áreas de conocimiento dieron con la invención de la máquina del tiempo. Logro que se ocultó a la comunidad científica, pues no estaban seguros de las consecuencias de sus viajes a través de la historia de la humanidad. Una mañana la máquina del tiempo estaba a su disposición, y se sentían como esos frikies de las películas de ficción sobre máquinas del tiempo y regreso al futuro. Probaron a las afueras de la ciudad, los tres viajeros y el inventor se metieron en la dichosa máquina y pusieron rumbo hacia diez mil años antes de Cristo. A pesar de las contraindicaciones, uno de ellos logró esconder una cámara polaroid entre sus ropas. La tentación de documentar lo que ocurriera era muy fuerte. Al punto, la máquina del tiempo se puso a temblar y girar sobre si misma a gran velocidad y los cuatro amigos se quedaron como dormidos o perdidos en el espacio. Al despertar se encontraron en un paisaje inhóspito, desconocido, en el que sólo se divisaba naturaleza en un estado salvaje. Absolutamente admirados, recorrieron los alrededores, no se miraban ni hablaban entre ellos, hasta que repentinamente apareció un córvido de gran tamaño. Y el de la polaroid casi mecánicamente le sacó una foto. Continuar leyendo…