¡Ay! Sancho, no te pongas malito, pues cuando enfermas, si además es del culito, te sientes el ser más insignificante que existe. Pues tu ya sabes de mis males, y de cuán enfermo torpe soy; que la enfermedad es la peor historia que puede acontecernos y que en manos de médicos y enfermeros, somos puro lobanillo, como mariposas en sus manos. Así que Sancho, cuídate mucho, pues tus hijos y tus nietos te necesitan más que yo, y a ellos, y por ellos debes permanecer saludable. Que, como dijo el buen sabio, -convenimos en cuidarnos para vivir muncho en la vida-.
por Eduardo Lastres